Hola Compañeros
Después del ejercicio de reconstruir nuestro desempeño cotidiano en aula, entendí debemos hacer una nueva reflexión respecto a lo que nos motiva a desempeñarnos en el área educativa, lo que es nuestra esencia; todo ello para ir ubicando el porqué hacemos lo que hacemos y estamos donde estamos como docentes.
Es por ello que, sin apegarme en el estricto sentido de las preguntas planteadas si considero serán eje para contextualizar mi escrito, ya que el relato deberá canalizarse a mostrar aspectos como:
¿Cuándo, cómo y por qué me inicié como maestro?
¿Qué pienso y siento de ser profesor?
¿Qué ha significado ser docente en educación media superior?
¿Qué motivos de satisfacción tengo?
¿Qué motivos de insatisfacción reconozco?
Bien…
Empezaré mi narrativa diciéndoles que tengo 19 años ejerciendo la labor docente e inicialmente comencé en el nivel superior. Mi ejercicio docente inicia de manera fortuita y por conveniencia dado que por razones de tiempos a dedicarle a mi pequeña hija opté por un trabajo con movilidad de horarios y aparentemente con tiempos libres… poco a poco me dí cuenta que los “tiempos libres” eran utopía dado que mi trabajo no terminaba en aula, sino que ahí concluía y el previo era una labor de preparación constante en casa para el desempeño de mis clases.
A pesar de ello me gustó mucho e incursioné simultáneamente en el nivel medio superior llevándome la sorpresa que ahí me implicaba aún más dedicación y esfuerzo dada las características de los jóvenes y su muy natural inquietud; pero esa misma energía es una de mis mayores satisfacciones día a día porque creo en los jóvenes, en su potencial, en la enorme capacidad que poseen y justo en esa edad es cuando podemos lograr que disfruten y asimilen su potencial personal.
Yo disfruto la labor docente y es por ello que hace 13 años estudié la Maestría en Educación lo cuál me implicó no solo un logro muy personal sino una manera de entender muchas cosas y desarrollos que quizás ejercía pero no ubicaba su raíz. Además durante ese tiempo me enriquecí con experiencias fuera del ámbito educativo acorde a mi profesión (Psicóloga Industrial y Educativa)
Actualmente me desempeño en el área educativa al 80% ya que dedico un parte de mi tiempo a la Capacitación y Consejería. El resto del tiempo lo divido entre la docencia frente a aula y el desenvolvimiento educativo en áreas administrativas; por lo que mi visión se ha podido ampliar en pro de un mayor entendimiento de los procesos y la implementación de dichos procesos en el salón de clases.
Día a día confirmo mi convicción de trabajar con jóvenes, ya que a pesar de que también imparto clases a nivel Licenciatura y en ocasiones Maestría…. Me doy cuenta que el trabajar con adolescentes genera en mí un deleite al ver sus increíbles ocurrencias, su potencial creativo deseoso de expresarse, el rompimiento que puede darse de su apatía por las cosas descubriendo de lo que son capaces.
Estoy plenamente segura de que a cada paso de su trayectoria escolar yo aprendo de ellos como ellos de mi, y no me refiero únicamente al aspecto informativo académico. Eso hace que mi crecimiento y aprendizaje no finalice. Cada grupo, cada turno, cada escuela, cada ambiente escolar y sobre todo cada persona es una fuente de inmensa enseñanza.
A lo largo de mi caminar educativo he vivido diversidad de experiencias, no solo positivas, sino también grandes insatisfacciones y cuestionamientos que me han llevado a replantearme ¿Qué hago en la docencia? ¿Vale la pena seguir luchando contra el titán de la apatía altamente generalizada en los jóvenes? pero… siempre mi anhelo, mis satisfacciones y sobre todo mi fe en la juventud me dan la respuesta: SI VALE LA PENA!!!
La satisfacción de ver años después a un exalumno graduándose de una Profesión, ejerciendo o verlo como parte activa y positiva dentro de la sociedad hace que piense…. Si valieron la pena esos desvelos, cansancio, impotencia y porque no decirlo… decepciones vividas en ocasiones.
Creo en el potencial de la juventud mucho más que en los procesos burocráticos educativos y soy consciente de la enorme necesidad actual de maestros que ejerzan la profesión con el corazón, midiendo sus logros no por los ascensos económico únicamente sino por los logros profesionales y personales de cada uno de nuestros alumnos. Vale la pena seguir en el proceso por ellos… esos hoy jóvenes, mañana el soporte de cada uno de nosotros.
Considero que la capacitación constante en los maestros es imprescindible pero siempre y cuando vaya de la mano de una verdadera conciencia de una superación personal, de un crecimiento constante y siempre en pro de la educación de cada uno de nuestros alumnos.
Y para finalizar reconozco que mi mayor insatisfacción es sentir en ocasiones que mi esfuerzo y la labor que desempeño se topa con jóvenes incrédulos y apáticos producto de las vivencias sociales, políticas, educativas y familiares cuyos padres han permitido se amplíe la brecha generacional de comunicación. Y también reconozco que a pesar de ello creo que mi compromiso personal y educativo con los jóvenes es por ende mayor.
Saludos
Atentamente
Beatriz M.